miércoles, 20 de enero de 2016

Basado en hechos reales

Él, un ser oscuro y frío por fuera, con un escudo transplantado en forma de corazón.
Él, alejándose de todo tipo de sentimientos, intentando recuperarse de sus cicatrices, cerrado a todo, para así no volver a dañar las heridas a medio curar.
Él, con mirada indiferente ante los demás, cansado de tener que aparentar ser de hierro, cuando en el fondo era de cristal, un cristal fino y rasgado de tantos golpes dados.

Ella, puro fuego en sus ojos, pero con mirada triste, con el corazón hecho añicos, pero sin escudo, al descubierto, como si sufrir la ayudará de alguna forma extraña a mantenerse viva.
Ella, siempre triste pero sonriendo, sin saber muy bien qué rumbo llevaba su vida. Ya con cualquier signo de esperanza perdida.
Ella relucía y brillaba por fuera pero su interior era todo oscuridad profunda.

Ellos, otro día cualquiera de Marzo, otro día sin sentido y de rutina mortífera.
De pronto, él y ella se cruzan y sus caminos se encuentran y se entrelazan.
Él, sin comprender cómo alguien con tanto dolor podía tener tan maravillosa sonrisa y desparpajo.
Ella, que de momento vió la oscuridad que por dentro ese hombre tenía, que tanto se reflejaba en sus ojos marrones y brillantes que la cautivaron al instante.
Ella, dispuesta a vivir el resto de sus días junto a los fantasmas internos de él.
Ella, dispuesta a entregar su vida para que así él le regalara una escueta, pero magnífica sonrisa cada día.
Él, auyentado por el miedo de sus demonios, con terror a enfrentarse a algo nuevo y volver a perder. Decidió seguir sufriendo alejado de ella, recordando con melancolía por el resto de sus días, sus ojos llenos de alegría al verlo y su sonrisa que iluminaba su alma y le proporcionaba también calor, después de tanto tiempo siendo invierno en su interior.
Él decidió correr y dejar atrás todo aquello que tanto le hacía sanarse y prefirió seguir sumergido en la rutina, junto a quién se supone que debería estar, pero que tanto mal le había hecho pasar.
Él, poco a poco iba consumiendose de dolor al recordarla, aquella increíble mujer que dejó escapar, aunque tanto amaba.

Ella, la misma chica de ojos triste de siempre, ahora ya sí, con su escudo, su espada y toda una armadura, decidida a no dejar pasar a nadie más. Condenada a recordarlo hasta el día de su muerte, pero siempre fuerte, intentando no caer por la vida, porque sabía que si caía, después de aquello, nunca más se volvería a levantar...

Pero había algo en lo que ninguno de los dos se habían percatado, el lazo de sus caminos que se unió aquel primer día, no se había desecho, aún seguían unidos...
  
                             ¿ FIN ?

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