martes, 5 de julio de 2016

Para ti, pequeño soñador

A ti pequeño  que aún tienes inocencia y eres feliz, No sé cómo  explicarte que el mundo es tan horrible, cómo haría para no desmotivarte, para que luches por lo que quieres. 
No sé cómo explicarte que ya no te puedes fiar ni de tu propia sombra, que hay gente tan mala que sólo se acercarán a ti por interés, para conseguir algo de ti y luego dejarte tirado, o por envidia, haciéndose pasar por tu amigo para hacerte daño por la espalda, para intentar hacer que te caigas y no alcances tus metas y tus sueños y pasar por encima de ti.
No sabría explicarte el  por qué va a ser tan difícil que alguien se enamore realmente de ti y sepas lo que es ser feliz estando enamorado y no sólo que juegue con tus sentimientos, te utilice y luego cambie de mano, rompiéndote el corazón, porque ahora nadie quiere amar, sólo aumentar sus listas de amantes, porque así se creen mejores, aunque eso sólo sea un retraso mental bastante importante.
Cómo explicarte pequeño soñador, que la vida es más dura y terrorífica que cualquier película de terror, de esas que tanto miedo te dan, pero con la diferencia de que esta hace daño de verdad y no tendrás siempre a tu  mamá para que te pueda arropar y proteger.
Cómo explicarte que todos esos años que vas a echar estudiando, si es que puedes llegar a acabar porque el dinero te lo permita, lo más probable es que no te sirvan para nada y tengas que irte fuera, lejos, para buscar un futuro algo más próspero, pero igual de explotado, y cuando llegues a la vida laboral, verás que te vas a convertir en el esclavo del dinero, ese que tanto te cuesta ganar, pero que tan pronto desaparece, porque la vida se basa en pagar para poder seguir viviendo y otra parte para alimentar a los que gobiernan el mundo, para que sigan robándote.
No es que quiera asustarte ni que sea pesimista, pero tienes derecho a saber la verdad,aunque también lo irás descubriendo por ti sólo,  y sí, te vas a caer mil veces, pero eso te servirá para crecer y hacerte más fuerte, lo importante cada vez que caes es que te vuelvas a levantar siempre, y cada vez que lo hagas verás que serás más fuerte, saldrás sabiendo más cosas, serás más maduro y diría que hasta mejor persona de alguna u otra forma.
Pero a pesar de que gran parte de la vida es dolor y sufrimiento, también he de decirte que hay momentos muy buenos que debes de aprovechar, esos pequeños momentos de felicidad que el dinero no puede comprar y que debes vivir intensamente mientras dure, que a pesar de que pueden hacerte daño, debes estar abierto al amor, pues te aportará momentos mágicos que no se pueden comparar con nada más, a pesar de no poder confiar en nadie, lo tienes y lo vas a hacer, en tus amigos, porque quizás algunos te fallen, pero otros se convertirán en tus hermanos, y una verdadera amistad es algo único de lo cual te tienes que sentir afortunado.
No pequeño, la vida no es nada fácil, pero hay que correr riesgos, forma parte de la propia vida, hay que ser valiente y no temer a nada de lo que te pueda pasar, porque si confías en ti mismo, podrás con cualquier cosa que te propongas y con cualquier problema que se te presente.
Así que no estés triste, siempre mira el lado bueno de todo, y cuando quieras llorar, hazlo si lo necesitas, pero sólo una vez, después sonríe, porque con una sonrisa todo se hace más fácil, y nunca sabes quien puede agradecer verte sonreír y quien se puede enamorar de esa maravillosa sonrisa.

lunes, 18 de abril de 2016

Por si me quieres oír

-¡Hola!
No sé si podrás oírme o si quieras hacerlo, pero nada pierdo por intentarlo, una y mil veces más.
-¿Qué tal estás?
Me pregunto cómo será tu vida ahora que te despiertas a su lado, al ver su rostro cuando abres los ojos, algo que yo siempre quise hacer contigo pero que no pude.
-¿Qué tal te trata?
No sé si te dará un beso de buenos días, acompañado de su mejor sonrisa, sólo para ti, no sé si te contempla cuando no te das cuenta y piensa en la suerte que tiene de estar a tu lado, no sé si te apoya cuando lo necesitas, no sé si te consuela después de un mal día en el trabajo, no sé si intenta hacerte sonreír para hacerte feliz y también para poder ver esa hermosa sonrisa que tienes, no sé si hace todas esas cosas que yo quisiera hacer, pero no puedo.
-¿Crees que eres el amor de su vida?
Me pregunto si siempre has sido el único para ella, si piensa que eres el ser más extraordinario que existe, si sigue mirándote como el primer día a pesar del tiempo, si sólo te desea a ti, si se pone a temblar cada vez que te acercas a ella, si te mira de la misma forma que yo siempre te he mirado.
-Espero que te merezca.
Sólo espero que al menos ella te merezca y que intente hacerte el hombre más feliz del mundo cada día, que se deje la piel demostrando que te ama, como lo haría yo en su lugar.
-¿Eres feliz?
Me pregunto si de verdad crees que eres feliz, si no te cansarás de fingir todo el tiempo y si eso no te provocará que seas aún más infeliz.
-¿Piensas sólo en ella?
Me pregunto cuantas veces habrás pensado en mi mientras la abrazas, la besas o incluso mientras le haces el amor de la forma en que querias hacérmelo a mi, y no es ego por mi parte, bien lo sabes, sino que sé que me amas igual que yo te amo a ti.
-¿Crees que podrás estar toda la vida así?
Me pregunto si crees poder aguantar el resto de tu vida de esta forma o en algún momento pretendes explotar, reaccionar y hacer y vivir lo que realmente quieres y deseas.
-Te amo.
Te amo, y por eso lo único que voy a querer siempre es lo mejor para ti y verte feliz, aunque no sea conmigo y eso me destroce el alma, pero como no veo que lo seas, por eso estoy aquí diciéndote todo esto.
-¿Qué harás si un día te cruzas conmigo?
Me pregunto qué harás si en algún momento puedo ir en tu busca y me presente frente a ti. Me pregunto si vas a poder aguantar las ganas de abrazarme, besarme y estar a mi lado para no soltarme más, me pregunto si aguantarás la emoción de ver nuestro sueño cumplido.
-No me respondas.
No quiero que me respondas a ninguna de estas preguntas, quiero que te las respondas a ti mismo con total sinceridad, pues yo ya sé todas las respuestas, al igual que tú, aunque no lo quieras aceptar.
-Nada en la vida es fácil.
Bien lo sabes tú que no hay nada fácil, pero tampoco imposible, si ambos pusiéramos de nuestra parte lo conseguiríamos.
Nos pasamos la vida imaginando cómo nos gustaría que fueran las cosas de la manera que queremos pero, ¿qué hacemos para que se hagan realidad? ¿simplemente nos tenemos que rendir antes de intentarlo?
Yo siempre lo seguiré intentando, hasta que por fin lo consiga.
-Hasta pronto.
Si has decidido escucharme, gracias por hacerlo, ahora te digo hasta pronto, cuídate mientras no pueda cuidarte yo, y recuerda que nos volveremos a encontrar.

domingo, 3 de abril de 2016

Carta sin destinatario

Sé que ya de nada sirve esta carta, que ya no podrá llegar a sus destinatarios, ya no podréis leerla, de hecho, hubiese sido mejor decir esto frente a frente, pero las palabras no me salen si no las escribo.
Hoy, como cada día, pienso mucho en vosotros dos y sé que probablemente no merecí tener el cariño tan incondicional que obtuve de vosotros.
Ojalá pudiese volver el tiempo atrás, para deciros más a menudo lo mucho que os quiero y lo importante que sois para mi. Volver mucho más atrás y que jugárais conmigo de nuevo, que me consintiérais de nuevo y recibir esos besos y abrazos llenos de amor verdadero.
Pero es imposible volver atrás, por eso quisiera disculparme si alguna vez no os demostré todo el cariño que siento por vosotros, sé que no seré la mejor nieta del mundo, supongo que dejaré mucho que desear, pero tened por seguro que os quise, os quiero y os querré mucho más de lo que pudiéseis imaginar y eso nunca va a cambiar.
Sigue ocurriendo que se me nubla la vista, que empiezo a temblar y que siguen mojándose las hojas cada vez que intento escribiros esta carta. 
Por eso hoy, después de años intentando encontrar las palabras correctas, vengo aquí delante de vosotros a leer esta carta entre lágrimas.
Sólo puedo decir gracias, por hacerme feliz, por llenarme de amor y de momentos inolvidables.
Espero que no fuese el final aquellos días en que os fuísteis de mi lado.
Esto nunca fue una despedida porque estoy segura de que en algún momento volveremos a encontrarnos y volveremos a abrazarnos y no os soltaré nunca más.
Hasta pronto y hasta siempre.

martes, 26 de enero de 2016

Agridulce sabor a sal

Ese olor inconfundible que te transporta a otro universo, ese olor a sal, ese olor a mar y a arena.
Podía estar horas paseando por la orilla descalza, sintiendo en mis pies, como las olas vienen hasta la arena a buscar a su amor y rompen en ella al no encontrarlo.
Me senté ahí, para contemplar como el mar vuelve a intentarlo una y otra vez a pesar de no obtener resultados.
Y me quedé mirando al frente, hacia ningún lado, envuelta en mis pensamientos, mientras escuchaba como lloraban de impotencia aquellas pacíficas y desesperadas olas.
Y apareces tú en mi mente, como siempre, nunca ausente. Me quedo pensando en qué sentirás cuando escuchas mi nombre, si pensarás en mi como yo en ti, si tendrás aunque sea un pequeño sentimiento hacia mi, si algún día tendría la mínima posibilidad de poder tenerte, aunque lo dudaba ya seriamente. Todas aquella dudas me torturaban sin piedad, el terror se apodera de mi y me impide hacerte esas preguntas directamente, para al menos salir de dudas y poder estar en paz.
Pero no puedo, soy incapaz, débil cuando se trata de ti, por miedo, terror, pavor a perderte. Pero no eres mío, ¿Cómo te iba a perder sin tenerte?, pero aún así no quiero que desaparezcas de mi vida al decirte todo lo que siento, que tú no sientas lo mismo y eso te haga huir y desaparezcas para siempre.
Sólo de pensarlo me temblaban las manos, el cuerpo entero, y sentía una fuerte opresión en mi pecho. Me encuentro encerrada en esta encrucijada, presionada y frustrada al no saber que hacer. Ojalá fuera una persona más valiente para estas cosas del amor, o al menos poder saber lo que piensas al respecto y salir de dudas...

De pronto me desbanezco de mis pensamientos al sentir un rastro húmedo y frío sobre mis mejillas, mis lágrimas, al igual que el mar, necesitaron salir en busca de su amor, hasta romper sobre mis labios al no encontrarlo. No pude hacer nada más que dejarlas correr libremente y sentir ese sabor salado sobre mi boca, mientras me tumbaba en la arena, cerrando los ojos, intentando encontrar una salida a aquel calvario dulce y a la vez tan amargo.

viernes, 22 de enero de 2016

10:00 de la Mañana

Tú, frente a mi, sentados en una cama a oscuras, la penumbra era caprichosa y parecía estar de mi parte, pues me dejaba verte al menos los ojos, esos ojos tan indecisos que a veces eran verdes y otras tantas de color marrón.
Estabas demasiado cerca de mi, mirándonos el uno al otro fijamente y tu mirada penetrándose en mi alma.
Yo, que soy curiosa, de pronto me fijé en tus labios, que al percatarse de que los contemplaba, esbozaron una enorme y maravillosa sonrisa, la curva más perfecta jamás dibujada, a la que hasta el mejor de los pintores tenía envidia.
Tu lengua quiso hacer acto de presencia y recorrer aquella curva tan peligrosa, por la que estaba dispuesta a arriesgarme y a tropezar en ella una y mil veces, mojándola a su lento paso. Al ver aquello se me sacaron los labios al instante, sentí morir de sed, y sólo tu boca podía saciarme.
Levantaste aquellas manos tan perfectas, algo dudosas pero deseosas de rozar mi piel, se aproximaron a mi y se deslizaron por mi cara suavemente, mientras uno de los dedos perdió el rumbo y decidió recorrer mis labios, que estaban algo entreabiertos de la excitación, intentando contener los jadeos.
Decidiste dejar correr tus manos libremente y que se perdieran por mi cuerpo lentamente. Con la esperanza de encontrar de nuevo tus manos, tu boca de terciopelo ardiente, decidió ir en su busca, recorriendo a besos cada marca que las manos habían dejado plasmadas sobre mi cuerpo, hasta al fin encontrarlas.
Yo, tan inquieta que, tras mostrarte mi malicia en una sonrisa, decidí explorar tu espalda, aquella espalda que tan bien me había aprendido de tanto mirarla, y me aventuré a dibujar un mapa infinito con mis dedos lentamente sobre ella. Podía notar como intentabas disimular, sin logro alguno, las cosquillas y el placer que te producían mis caricias.
Mi lengua, harta de esperar, quiso salir a contemplar aquel magnífico panorama y decidió cual sería su primer lugar donde debía explorar. Acerqué sigilosamente mi boca hasta tu cuello, podíamos sentirnos mutuamente nuestras respiraciones nerviosas y desorbitadas. Sentiste mi aliento, impregnado de calor, lujuria y deseo. Me relamí con mirada felina a tus espaldas, al pensar en lo que iba a degustar a continuación. Y mis labios se posaron sobre tu cuello terso y suave, recorriéndolo a cada extremo, besándote poco a poco y saboreando con mi lengua cada milímetro de aquel lugar que, lo único que provocaba era más deseo, mientras te veía como agarrabas el colchón cerrando los puños con fuerza, intentando controlar aquel animal que llevabas dentro y que quería salir a jugar. Mi boca bajó hasta tus hombros, deslizándose por aquella pendiente tan deliciosa. Decidí volver a situarme frente a ti, ambos acercamos nuestras caras hasta que apoyaste tu nariz sobre la mía, nos miramos fijamente y ninguno de los dos pudimos evitar esbozar nuestra sonrisa más pícara llena de intenciones. De repente se hizo el milagro más espectacular jamás soñado, tus labios se encontraron con los míos y se fundieron en un largo beso apasionado, del cual ninguno de los dos tenía intención de poner final, mientras mis dedos se sumergían en tu pelo, que tanto me gustaba acariciar...

10:00 de la mañana, el despertador hizo presencia y me despertó. Me encontraba desorientada y empapada en sudor. Después de unos minutos mi cerebro se activó y mis peores sospechas se confirmaron, todo había sido un sueño, uno más de todos los que tenía cada noche, como no, siempre contigo.

miércoles, 20 de enero de 2016

Basado en hechos reales

Él, un ser oscuro y frío por fuera, con un escudo transplantado en forma de corazón.
Él, alejándose de todo tipo de sentimientos, intentando recuperarse de sus cicatrices, cerrado a todo, para así no volver a dañar las heridas a medio curar.
Él, con mirada indiferente ante los demás, cansado de tener que aparentar ser de hierro, cuando en el fondo era de cristal, un cristal fino y rasgado de tantos golpes dados.

Ella, puro fuego en sus ojos, pero con mirada triste, con el corazón hecho añicos, pero sin escudo, al descubierto, como si sufrir la ayudará de alguna forma extraña a mantenerse viva.
Ella, siempre triste pero sonriendo, sin saber muy bien qué rumbo llevaba su vida. Ya con cualquier signo de esperanza perdida.
Ella relucía y brillaba por fuera pero su interior era todo oscuridad profunda.

Ellos, otro día cualquiera de Marzo, otro día sin sentido y de rutina mortífera.
De pronto, él y ella se cruzan y sus caminos se encuentran y se entrelazan.
Él, sin comprender cómo alguien con tanto dolor podía tener tan maravillosa sonrisa y desparpajo.
Ella, que de momento vió la oscuridad que por dentro ese hombre tenía, que tanto se reflejaba en sus ojos marrones y brillantes que la cautivaron al instante.
Ella, dispuesta a vivir el resto de sus días junto a los fantasmas internos de él.
Ella, dispuesta a entregar su vida para que así él le regalara una escueta, pero magnífica sonrisa cada día.
Él, auyentado por el miedo de sus demonios, con terror a enfrentarse a algo nuevo y volver a perder. Decidió seguir sufriendo alejado de ella, recordando con melancolía por el resto de sus días, sus ojos llenos de alegría al verlo y su sonrisa que iluminaba su alma y le proporcionaba también calor, después de tanto tiempo siendo invierno en su interior.
Él decidió correr y dejar atrás todo aquello que tanto le hacía sanarse y prefirió seguir sumergido en la rutina, junto a quién se supone que debería estar, pero que tanto mal le había hecho pasar.
Él, poco a poco iba consumiendose de dolor al recordarla, aquella increíble mujer que dejó escapar, aunque tanto amaba.

Ella, la misma chica de ojos triste de siempre, ahora ya sí, con su escudo, su espada y toda una armadura, decidida a no dejar pasar a nadie más. Condenada a recordarlo hasta el día de su muerte, pero siempre fuerte, intentando no caer por la vida, porque sabía que si caía, después de aquello, nunca más se volvería a levantar...

Pero había algo en lo que ninguno de los dos se habían percatado, el lazo de sus caminos que se unió aquel primer día, no se había desecho, aún seguían unidos...
  
                             ¿ FIN ?